Segundo tema
Tema: La IDOLATRÍA.
P. Daniel Albarrán
(agosto de 2022, en ocasión de la novena de la Virgen, en la advocación de la Virgen del Valle)
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SEGUNDO TEMA (segundo día de la novena: miércoles, 31 de agosto de 2022)
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Es curioso el hecho, sin embargo, que en el libro de Levítico el mandato de la no IDOLATRÍA está de cuarto lugar (Dt 19, 1-4) si consideramos el mandato de la santidad como un elemento más de la suma. Dice: “Habló Yahveh a Moisés, diciendo: Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles:
1. Sed santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios, soy santo.
2. Respete cada uno de vosotros a su madre y a su padre.
3. Guardad mis sábados. Yo, Yahveh, vuestro Dios.
4. No os volváis hacia los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo, Yahveh, vuestro Dios.
De ese dato se desprende que en el libro de Levítico está de primero respetar a padre y madre, y éste, incluso, antes que el descanso del sábado y antes de la IDOLATRÍA, que es el cuarto mandamiento. Ese dato es importante resaltar porque en el libro del Éxodo (20, 1-6) el mandamiento de la no IDOLATRÍA es inmediatamente el comienzo de las diez leyes de las tablas, y el mandamiento de honrar al padre y a la madre está de cuarto. La pregunta es: ¿Por qué esa diferencia en el orden de la aparición en los dos libros? Es, igualmente, importante apuntar que son dos cosas las Leyes de las tablas, que son diez, y los mandamientos que se desprenden de esas diez leyes, que serían las 613 y que son la aplicación detallada en la práctica. Recordemos, en este sentido, lo que en Éxodo 24,12, dice: “Dijo Yahveh a Moisés: «Sube hasta mí, al monte; quédate allí, y te daré las tablas de piedra – la ley y los mandamientos – que tengo escritos para su instrucción.». Se precisa, ya, en ese dato, que son dos cosas complementarias, la Ley, por una parte; y los mandamientos (mitzvot), como complemento de la misma realidad dada por Dios, por otra parte. Ya, ahí mismo, queda claro que son dos cosas distintas: la ley y los mandamientos.
Pareciera, entonces, que la no IDOLATRÍA implica, no solamente no adorar otros dioses, sino que exige el respeto al padre y a la madre, y, que ese mandamiento es ya no IDOLATRÍA, porque, reconocer en Dios la vida y la fuente de todo lo que existe, implica, inmediatamente, el respeto al padre y a la madre, y eso es creer en Dios, primero, y segundo, respetarlos porque ellos son la presencia de Dios, que no tiene imagen y es incorpóreo y no se puede representar de otra forma. Llama la atención, igualmente, que en ambos libros aparece de primero el padre al que hay que respetar, y después a la madre. Pero, por ahora, solo nos interesa el tema de la IDOLATRÍA, y dejamos para otra ocasión ese orden padre-madre implícito en el mandamiento. Sea, igualmente, importante de resaltar que si tenemos en cuenta los acontecimientos bíblicos, las primeras tablas Moisés las rompió, y si las rompió no queda nada de la información que tenían las tablas. Tan solo que Moisés las haya reconstruido. Pero, no dice el texto nada al respecto. En cambio, más adelante, Dios le vuelve a pedir a Moisés que suba otra vez al monte para volver a dar las nuevas tablas. De manera, que se puede decir con propiedad que las tablas vigentes son las segundas tablas, y no las primeras, porque de ellas no quedaba nada.
Volvamos, entonces, ahora, a la especificación de los detalles en la práctica. Para lo que nos vemos obligados a buscar lo concreto de los mandamientos en la larga lista de los 613 mandamientos, como aplicación de la segunda Ley de las tablas. Así, encontramos que son 17 los mandamientos que se desprenden de la Ley, que sería la segunda Ley.
24 No indagar en la idolatría Lev. 19:4
27
No adorar ídolos de la manera en que son adorados Éx. 20:6
28 No adorar ídolos de las cuatro formas en que adoramos a Dios Ex. 20:6
29 No te hagas un ídolo Éx. 20:5
30 No hagáis ídolos para otros Lev. 19:4
31 No hacer figuras humanas ni siquiera con fines decorativos Ex. 20:21
32 No tornarás una ciudad a la idolatría Deut. 13:14
33 Para quemar una ciudad que se ha vuelto a la adoración de ídolos Deut. 13:17
34 No para reedificarla como ciudad Deut. 13:17
35 No sacar provecho de ello Deut. 13:18
36 No misionar a un individuo a la adoración de ídolos Deut. 13:12
37 No amar al idólatra Deut. 13:9
38 No dejar de odiar al idólatra Deut. 13:9
39 No para salvar al idólatra Deut. 13:9
40 Para no decir nada en defensa del idólatra Deut. 13:9
41 No abstenerse de incriminar al idólatra Deut. 13:9
42 No profetizar en nombre de la idolatría Deut. 13:14
Este extracto de los mandamientos concretos de la aplicación de la Ley es necesaria, al menos, como referencia. Y, aún, cuando no sea más que por información nos puede ser útil en este esbozo sobre la IDOLATRÍA, ya que marca las pautas de comportamiento ante el hecho de no colocar a Dios como la referencia de vida.
Ahora, de manera abrupta pasemos al 1) yo soy tu Dios, y, 2) no tendrás otros dioses, como acontecimiento de la IDOLATRÍA, y busquemos traer los datos que se encuentran como acción idolátrica. Pero, antes fijemos un antes y un después, y precisemos el cuándo de la IDOLATRÍA. El antes podría ser toda la historia pre-Mosaica, es decir de antes de Moisés, lo que sería desde Abrahám, pasando por Noé, hasta llegar al libro del Éxodo, en el Sinaí, con las tablas de la Ley. Y, así, se puede diferenciar en el antes una forma incipiente del mandato de la no IDOLATRÍA, para precisar que su nacimiento oficial es en las tablas dadas por dios a Moisés. Eso, igualmente, nos lleva a descartar toda posible idea de IDOLATRÍA en los primeros capítulos del libro del Génesis, principalmente, en la relación Adán-Dios, porque, ahí no cabe ni siquiera la idea, igualmente, con toda la historia de Caín después la muerte de su hermano Abel.
Ya hemos colocado la Ley. Ya vimos que es la Ley inmediata a la confesión de la existencia de Dios. Lo dice el texto: 1) yo soy tu Dios, y, 2) no tendrás otros dioses. La razón está en que Dios es un Dios celoso. Pareciera en ese dato que queda implícito que puede que haya otros dioses de los que se tiene celos, con quienes se tiene rivalidad. Si tenemos en cuenta lo ya dicho anteriormente del libro de Levítico , se ilumina porque queda patente que se andaba en coqueteos con otros dioses, por decirlo de alguna manera jocosa, ya que dice, que: “No os volváis hacia los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo, Yahveh, vuestro Dios”. Si dice no volváis, es que queda ya evidenciado que andaban o estuvieron en eso, y ahora, que están aquí, no regresen. Y, tiene carácter imperativo de mandato al colocar el sello de “Yo, Yahveh, vuestro Dios”. El hecho de otros dioses está implícito en la convivencia con otros pueblos, como queda evidenciado en el caso de Jacob y su suegro (Génesis 32-35) y en Egipto (Éxodo 12,12).
Antes de continuar, propongamos como método de estudio una clasificación de términos para tratar de marcar una pauta metodológica. Coloquemos como IDOLATRÍA el hecho de no poner a Dios en su justo puesto como la única fuente de la vida y de la existencia. Sería colocar en otras realidades que serían relativas la tentación de absoluto, en vez del único absoluto y necesario que es el verdadero Dios. Y, la contraparte, entonces, sería el mandato de la NO-IDOLATRÍA, que es el mandato de prohibición de IDOLATRÍA. Entonces, IDOLATRÍA, el hecho de poner como Dios lo que no es Dios; y, NO-IDOLATRÍA, como el mandato de Dios.
Dejamos para el capítulo de mañana, jueves, el siguiente capítulo que será, precisamente, el acontecimiento del becerro de oro, para partir de ahí y estudiar el fenómeno de la IDOLATRÍA. Será como el punto fuerte del que haremos todo posible análisis.
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